Delicatessen



















Siempre he apreciado en las exquisiteces la brevedad, el efímero regusto que dejan en el paladar.

Son para mi un claro ejemplo la fina reposteria y los bombones de Lenôtre, que tuvo a bien enviarme un queridísimo amigo desde Paris.

En esta ocasión me he deleitado con otro sabroso regalo que ha endulzado mis horas con su lectura; tan sorprendente librillo me place recomendaros para que sea leido en la penumbra y silencio de vuestras guaridas.

En su interior se aprende lentamente, igual que un amante descubría enagua tras enagua las sensuales curvas de su amada, las delicias de la estética Nipona en cuestiones visuales cotidianas y como "lo aparente" no siempre es "lo real".
Me ha cautivado la visión ensalzadora de las virtudes de la falta de luz en las estáncias y el porqué se aprecia aún hoy día esa tenebrosa ambientación que de alguna manera reinventa las propiedades de los objetos y las personas.
Aunque el ensayo toca muchísimos aspectos de la vida práctica y los objetos de uso personal, amén de temas cosméticos y culinarios, es tan bello e ilustrativo en sus escasas 95 páginas que creo se debería leer con mesurada parsimonia diaria para que se prolongue el placer que proporciona, a modo de tántrica experiencia que mesure el tiempo con estaticidad oriental.

Disfrutad acariciando sus páginas...



On me voit voltiger...

Charles Sims:

Awakening Titania
















Abrió los ojos y observó que todo habia cambiado en la estancia.

Nada era como antes, ni siquiera su propio aspecto...

Aunque sentía bienestar en su cuerpo comprendía que ese estado no se prolongaría eternamente, por tanto decidió que debia actuar, y de inmediato.

En primer lugar pondría orden en los objetos eliminando lo inutil y clasificando las prioridades.
El tiempo restante era limitado, muy limitado, y más de la tercera parte de su existencia la pasó vegetando poseida por un velo que enturbiaba su percepción y la alejaba del resto de los seres humanos.

-Qué verdadera lástima... perderme en ese sepulcro enmohecido todo este tiempo. ¿Porqué, Dios mio?, ¿porqué precisamente yo?.

Era inutil lamentarse, y convenía apresurarse, dejó pulcramente ordenada la habitación y abrió la puerta.

- Ahhhhhhhhh. !Cuán fresca es la brisa esta noche!; la luz de la luna baña el mar y mi alma reluce junto a ella.

De esta manera se adentró en la noche y en religioso silencio desapareció.










Lo que se almacena en los estantes de mi mente.

Tullio Pericoli

Grande tavolo.














Muchas semanas han transcurrido desde que dejé cerrado este blog. Y tras ellas el deseo de escribir mis pensamientos nuevamente; una necesidad imperiosa como la del mismo respiro, como la del necesario descanso crepuscular.

Así pues, tras mi silencio cataléptico me alzo cual Lázaro y resurjo de mi sepulcral urna para retomar las riendas de este corcel internáuta anónimo en pseudónimo cromado de índigo en su tonalidad más pura.

Abrónchense los cinturones pues llegan curvas.

Amenazo con volver...






















Tullio Pericoli: Colpo d´occhio.