Este invierno ya muerde

Ya estamos con las bufandas, y se me pondrá roja la nariz goteando por el fresquete.

Me encanta este tiempo, las hojas secas y el cambio de luz. El otoño siempre ha sido mi estación favorita, empezando con la luz de Septiembre que aún te besa cálidamente y pasando a los tonos anaranjados del ocaso sobre la montaña del castillo de Bellver.
Dejándome de cursiladas, paso a otro tema.

Hay personas que hablan tan bien: pausadamente, con sus ideas tan ordenadas como los libros de una biblioteca, sus puntos de inflexión, sus silogismos bien construidos; es un gustazo.

No me refiero a los políticos en absoluto..
Me estoy dedicando a hablar de los intelectuales, y cuanto más ancianos son, más admiración despiertan en mi. Esas miradas penetrantes que te escanean mientras les respondes con tu balbuceo inconnexo... (agh... tierra trágame, que chorradas están saliendo de mi boca , te dices, hablando sin parar como un charlatán vendedor de enciclopédias a domicilio).

Reconozco que no soy muy inteligente, pero sí deseosa de aprender siempre, y espero envejecer con algo más de sabiduría adquirida y mis ideas algo más en claro.

Creo que tengo tanto para leer, escuchar, vivir y descubrir que no me bastan las horas del día. Y si duermo menos de vez en cuando creo que mis neuronas me lo agradecerán.